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Maullidos Urbanos / Problemas continentales, distinguidísimos visitantes

Gato de Barrio

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Por invitación del presidente Andrés Manuel López Obrador, este fin de semana se realizará en la Ciudad de México la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), donde uno de sus objetivos –no declarado oficialmente– es debatir acerca, no solo de la transformación de la Organización de Estados Americanos (OEA), sino su desaparición.

De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la reunión participarán 17 presidentes y primeros ministros, dos vicepresidentes, nueve cancilleres y otras autoridades de primer nivel. Inicialmente se confirmó la asistencia de los mandatarios de Argentina, Alberto Fernández; Ecuador, Guillermo Lasso; Costa Rica, Carlos Alvarado, y Uruguay, Luis Lacalle.

En la reunión de cancilleres de julio pasado en la Ciudad de México, López Obrador propuso «construir algo semejante a la Unión Europea», pero apegado a la historia y a la realidad de la región, por lo cual propuso remplazar a la OEA por un organismo «autónomo».

Según dijo en agosto Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, el propósito es dar un «adiós OEA, en su sentido intervencionista, injerencista, hegemonista y que venga otra organización que construyamos políticamente, en acuerdo con Estados Unidos».

Esta idea no es novedosa. Precisamente, con la participación de 33 países, la Celac surgió en 2011 con el respaldo del desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez y otros gobernantes de izquierda, quienes consideraban necesario reemplazar a la OEA, de la cual forman parte Estados Unidos y Canadá.

Por su parte la OEA, como una organización internacional panamericanista de ámbito regional y continental, se creó el 30 de abril de 1948, para ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la integración de América. Cuenta con 35 países afiliados y desde 2015 la preside el uruguayo Luis Almagro, quien ha sido criticado por ser “ineficiente”.

El problema es que la Celac la apoyan gobiernos calificados de izquierda como Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, quienes constantemente critican a Estados Unidos por su presunta política injerencista, mientras otros países como Colombia están en favor de la OEA.

De cancelarse a la OEA, bajo el argumento de ser obsoleta y defender al imperialismo, marginando a Estados Unidos, para crear un nuevo organismo liderado por naciones de “izquierda”, en lugar de existir un progreso, definitivamente será un retroceso porque, lamentablemente, esos países no se han distinguido por registrar problemas económicos, políticos y sociales y de ninguna forma ayudarían a lograr un verdadero desarrollo en la región.

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