ColumnaFOTOPoliciaca y Justicia

Alebrijes en Cuadratines: Aumenta la violencia

Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

Entre las más recientes promesas de cualquier aspirante a un cargo público, desde alcalde hasta Presidente de la República, una reiterada es la de terminar con los hechos violentos registrados un día sí y otro también, que se registran en diferentes puntos del país; sin embargo, todo ello queda en buenas intenciones porque no se resuelve esa problemática.

            Son hechos que se ven no solo en los servicios informativos de radio y televisión, también mediante videos que se viralizan en las redes sociales donde se difunden cotidianamente asaltos en las calles, en autobuses, en los congestionamientos, en las tiendas. Cómo no tener presente lo sucedido en Colima, cuando tres delincuentes ingresaron a una tienda de conveniencia y tras someter al cajero y llevarse el dinero de las cajas registradoras cobardemente le disparan por la espalda para asesinarlo.

            Un joven de apenas quince años que se decidió a entrar a trabajar para adquirir una computadora a fin de continuar con sus estudios porque tenía interés de superarse, pero lamentablemente sus sueños quedaron truncos al ser asesinado.

            De acuerdo con el conteo publicado por el periódico Milenio, entre diciembre de 2018 y mayo de 2019 se registraron en promedio 46 homicidios cada día. Es decir que el primer semestre de gobierno de Andrés Manuel López Obrador se cometieron ocho mil 358 asesinatos relacionados con la delincuencia organizada, un promedio diario de 46.

            Si se compara la estadística con el último semestre del gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando fueron asesinadas siete mil 803 personas, el promedio fue de 42 diarios, para ahora un aumento del siete por ciento. El informe periodístico precisa que en México 2018 fue el año más violento, ya que los asesinatos donde se involucró el narcotráfico se recrudecieron para sumar un total de 15 mil 877.

            Si bien en diciembre y enero hubo una ligera disminución de homicidios, durante este año cada mes se ha impuesto un nuevo récord: 2019 suma un total de seis mil 992 víctimas y mayo se colocó como el segundo mes más violento, con mil 532 muertes a causa de ajustes de cuentas, balaceras, poder territorial entre cárteles y enfrentamientos entre narcomenudistas; la marca anterior se remonta al 2007, cuando se rebasaron los mil 500 asesinatos, solo detrás de enero de 2018, cuando hubo mil 562.

            También debe recordarse que las diferentes administraciones federales han intentado acabar con el crimen organizado y sus negativas consecuencias. Con Felipe Calderón se ordenó que el Ejército saliera a las calles para atacar a los cárteles, mientras que Enrique Peña Nieto se intentó configurar una Gendarmería, apoyada por la Policía Federal, pero ninguna de esas propuestas generó resultados positivos a la sociedad.

            Ahora, en el gobierno de la Cuarta Transformación su proyecto se enfoca a la llamada Guardia Nacional la cual funcionará con una base de origen militar, pero de acuerdo a lo estipulado por el Congreso Federal será con mando civil, aunque en contra de la idea original del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

            Existe una situación que debe considerarse: cada vez es menos el respeto que imponen no solamente las corporaciones policiacas municipales, estatales y federales, sino ahora también a los elementos del Ejército Mexicano. Es más, la población no solo agrede a los soldados sino que los enfrenta a sabiendas de que ellos no responderán a esos ataques ya que las órdenes son de evitar cualquier tipo de confrontación.

            Una de esas situaciones se registró en La Huacana, Michoacán, en donde tras un enfrentamiento entre presuntos integrantes del crimen organizado escudados en una presunta organización de auto defensas sociales, se les decomisó un arsenal el cual incluía una llamada Barret, capaz de dañar un vehículo blindado o un helicóptero, es decir un arma letal exclusiva de las fuerzas armadas.

            Entonces las autoridades federales deberán preparar con anticipación un protocolo para que los soldados sepan cómo responder a este tipo de situaciones, de lo contrario un evento de ese tipo podría convertirse en un problema que marque al actual sexenio. Recuérdese que en el caso de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, donde el Ejército no tuvo responsabilidad, pero diversas organizaciones sociales sí se la imputan.

            En fin, es de esperar que la Guardia Nacional sí funcione como lo propone el gobierno federal, de lo contrario la sociedad se decepcionará y entonces será difícil saber cómo reaccionará para terminar con la violencia del crimen organizado y no debe dudarse que hasta podría registrarse un estallido social de consecuencias difíciles de anticipar,

            Mientras, esperar a que la nueva corporación empiece a operar y, de acuerdo a sus resultados, aplicar los ajustes necesarios para alcanzar los mejores resultados y tranquilizar a la sociedad en general.

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