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Temas de la aviación nacional / Alebrijes en Cuadratines

  • Gran pérdida por el remate del avión presidencial que «el presidente» no usó, aunque ya lo tenía.
  • Por cierto, Don Ocurrencias se reportó enfermo; por tercera ocasión se reporta con COVID-19 y suspende actividades

Adrián Chavarría Espinosa /

ache57@yahoo.com.mx /

En la reciente semana, además de los ya acostumbrados y constantes enfrentamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador con medios informativos nacionales y extranjeros, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, conservadores, neoliberales y todos aquellos que no coinciden con su forma de pensar, la cámara de Diputados le aprobó reformas a varias leyes que afectan a la aeronavegación nacional, así como la, por fin, “venta” del avión presidencial.

Vayamos por partes. El pasado jueves la Cámara de Diputados aprobó el dictamen con proyecto de decreto con reformas a la Ley de Aviación Civil y Aeropuertos, donde si bien se excluyó la posibilidad de que aerolíneas extranjeras realizan cabotaje, es decir dar servicio entre varios puntos del territorio nacional, en cambio se aprobó a gobierno federal crear empresas paraestatales pueda administrar tanto aeropuertos como aerolíneas.

Para la aprobación de la creación de una aerolínea estatal, más precisamente bajo control de la Secretaría de la Defensa Nacional, se contó con 263 votos a favor de Morena y sus aliados, por 219 en contra del PRD, PRI, PAN y MC. .

Ildefonso Guajardo, diputado del PRI, anticipó que esta aprobación de desatará una serie de amparos: “Es un subsidio regresivo, no tiremos el dinero escaso de los mexicanos en un proyecto que no tiene futuro, estamos violando las leyes de competencia económica, esto se va a perder en amparos, porque existe una ley que impide que le demos el control”.

A pesar de que la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha advertido que una empresa aérea del gobierno generará competencia desleal, legisladores del PT, PVEM y Morena aseguraron que una línea aérea del Estado permitirá tanto “un menor precio” en los boletos de avión, como el “mejorar” la conectividad regional en el país.

Para ello se incorporará la figura legal de “asignación”, otorgada exclusivamente por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes a esas paraestatales, para operar tanto líneas aéreas como concesiones aeroportuarias. No se olvide que el gobierno sigue un proceso de compra de la marca “Mexicana”, para la aerolínea militar que, presuntamente, empezaría a operar en diciembre de este año.

Se debe aclarar que con 470 votos a favor, una abstención y cero en contra, se aprobó el proyecto de cambios en la estructura de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), necesarios para recuperar la categoría 1 en seguridad aérea, misma que México perdió hace casi un par de años por fallos en las tareas de vigilancia de la autoridad aeronáutica.

Víctor Manuel Pérez, diputado del PAN justificó el voto de la oposición: “Lo que requiere el país es recuperar la categoría y, de ese modo, impulsar el desarrollo de la industria y de la economía nacional. Estamos unidos en este dictamen y dentro de esa importancia está fortalecer la AFAC, que es hacer de nuestra industria más segura”.

En el caso de darle más poder a los militares no todo está dicho, ya que falta que las iniciativas sean aprobadas por el Senado, donde esperemos se eche atrás esa iniciativa.

Respecto al avión presidencial, López Obrador anunció el cumplimiento de una de sus tantas promesas proselitistas: vender la aeronave que “ni siquiera” el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tenía, aunque para ello tuvieron que pasar más de cuatro años en lo que finalmente pareció más un remate años, tras una rifa sin premio e intentos de rentarla.

Veamos: el Boeing 787-8 fue adquirido por el gobierno de Felipe Calderón a través de Banobras en 2012 por 218.7 millones de dólares (MMD), aunque quien lo uso fue Enrique Peña Nieto durante su sexenio. Por ello, López Obrador lo calificó como un lujo faraónico y aunque se comprometió, “por respeto al pueblo”, no usarlo en sus giras de trabajo, siempre tuvo ganas de usarlo, lo cual se comprueba cuando el anuncio de su venta lo hizo a bordo de ese avión.

Ya en números, el monto de su venta fue por casi mil 659 millones de pesos, equivalente a 92 millones de dólares, es decir, 25 millones de dólares menos que su última valuación elaborada por la ONU en 2021, fue de 117 millones de dólares.

Según López Obrador, la alta depreciación fue por una falla de origen, pero no precisó de que problema se trató ni de su gravedad, lo cual genera dudas ya que durante el tiempo que estuvo en servicio nunca se habló de ese desperfecto que, en dado caso, hubiera puesto en riesgo la seguridad y hasta la vida de sus usuarios.

Otra inquietud que surge es acerca del comprador: Tayikistán, república ubicada en Asia Central con una población estimada en diez millones de habitantes, 74% en zonas rurales. Declaró su independencia de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas en 1991, aunque la separación provocó una guerra civil y hasta 1994 se proclamó la Constitución de República.

Tiene una superficie de 141,380 km², es decir menor a la de Coahuila (151,595 km²) y poco más de Durango (123 364 km²), sin salida al mar; limita al sur con Afganistán y Pakistán, al oeste con Uzbekistán, al norte con Kirguistán y al oeste con la República Popular de China.

Es el país más pobre de Asia Central, con una renta per cápita inferior a los 400 dólares, para ser la nación que más ayuda per cápita recibe de la Unión Europea; su tasa de desempleo es del 40%, por lo que 60% de la población está por debajo de la línea de pobreza.

Un dato interesante difundido por medios internacionales, es que desde 2007 supuestamente el gobierno de esa nación prohibió fiestas de Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, matrimonios, graduaciones, por considerarlas como un “lujo excesivo” y, quien la realiza puede ser multado.

La interrogante: ¿cómo es posible que Tayikistán gaste tantos millones de dólares en comprar un avión que no resulta adecuado a sus condiciones socioeconómicas? La suspicacia surge es si alguien o algunos metieron mano para sacar provecho particular en esa venta.

Finalmente se vendió la aeronave y los recursos obtenidos se invertirán en dos hospitales –en Tlapa, Guerrero y en Tuxtepec, Oaxaca–, que según la promesa presidencial serán inaugurados antes de terminar nuestro mandato, cuando debería ser obligación de las autoridades atender esas demandas sin necesidad de esperar la venta de aeronaves.

En fin, lo innegable es que “haiga sido como haiga sido”, más como una acción forzada y hasta apresurada, se concretó la venta y se “cumplió” un compromiso más personal que de interés político o social.

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