- Cuando los especialistas en cuidados de la salud se enfrentan con el sufrimiento de un paciente enfermo en estado terminal pueden experimentar conflictos éticos y de valores, como resultado de su responsabilidad para aliviar el sufrimiento del paciente y la obligación moral.
El respeto de los valores, costumbres y creencias espirituales del paciente es sumamente importante en las actividades que llevan a cabo las enfermeras en los cuidados de la salud, señalaron los especialistas del Centro Universitario Zumpango de la Universidad Autónoma del Estado de México, Carlos Jaramillo Barrera, María Guadalupe Miguel Silva y Ana María Oviedo Zúñiga.
Al participar en el 2º Coloquio Experiencias en la Aplicación del Proceso de Enfermería “Multiculturalidad de los Cuidados”, que se llevó a cabo en la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la UAEM, reconocieron que el quehacer de la enfermera para contribuir en la recuperación de la salud debe llevarse a cabo con respeto hacia los valores religiosos, culturales y sociales del paciente y la unidad de su familia.
Los autores de la Conferencia “El afrontamiento ante la enfermedad y la influencia de la religión y la espiritualidad en la recuperación de los pacientes en estado crítico” abundaron que cuando los especialistas en cuidados de la salud se enfrentan con el sufrimiento de un paciente enfermo en estado terminal pueden experimentar conflictos éticos y de valores, como resultado de su responsabilidad para aliviar el sufrimiento del paciente y la obligación moral.
Es necesario, dijeron, comprender cómo culturas diferentes, valores, creencias religiosas y éticas influyen en las actitudes del paciente y la familia ante la enfermedad; de ahí que la labor diaria del profesional de la Enfermería sea enfrentar el sufrimiento humano y su función es mitigarlo e incluso, aliviarlo, con la finalidad de proteger la dignidad humana del paciente.
Jaramillo Barrera, Miguel Silva y Oviedo Zúñiga sostuvieron que la responsabilidad de la ciencia del cuidado es aliviar el sufrimiento, elevarlo al mayor estatus de salud posible, sin distinción de credos y enalteciendo así, la calidad humana por la que se caracterizan los cuidados.