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Maullidos Urbanos / Definitivo: inoperante política de seguridad.

 

Gato de Barrio /

gatodebarrio@yahoo.com.mx /

El asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas al interior de una iglesia en la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua, es la prueba definitiva de que la política de “abrazos y no balazos” junto con la estrategia de seguridad del gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

No es solo ese triple homicidio, cometido casi al mismo tiempo en que sucedió una masacre en Michoacán, cuando un individuo ejecuta a ocho personas, o cuando una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación anuncia impunemente, a plena luz del día, la ocupación del poblado “El Volantín”, en Jalisco, entre otros hechos.

También es la insistencia presidencial de que la Guardia Nacional sea absorbida por la Secretaría de la Defensa Nacional, propuesta contraria a su promesa electoral de que los militares dejen las labores de seguridad pública y regresen a los cuarteles, pero no será sencillo porque requiere una reforma constitucional, a la cual la oposición ya anticipó su rechazo.

Incluso Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, emitió un exhorto para revisar la estrategia federal de seguridad, legisladores de ese partido integrantes de la Comisión Permanente lo rechazaron y defendieron al presidente bajo el argumento de que los niveles de inseguridad han bajado cerca de 8% en la actual administración sexenal.

Aunque cada que puede López Obrador resalta sus diarias reuniones del gabinete de seguridad, el periodista Carlos Loret de Mola en su columna del pasado martes publicada en el periódico “El Universal”, con base en expresiones anónimas de varios de los asistentes a esas juntas, describe que al mandatario se le ve aburrido y desinteresado y únicamente funge como moderador de lo que exponen sus colaboradores sin ninguna aportación de interés.

Según el presidente “nadie antes se preocupaba” por tener esa cantidad de reuniones sobre seguridad pública, como tampoco deja de recalcar el incremento tanto en el número de elementos de la Guardia Nacional como de sus cuarteles, pero expresa más su interés de elevar la cantidad más que la calidad, lo cual no genera resultados positivos.

Aunque López Obrador ha reiterado a sus opositores que es de sabios cambiar de opinión, lamentablemente para toda la sociedad, es él quien se mantiene sin variar en lo más mínimo su forma de pensar y actuar. Solo resta esperar a que sigan las masacres, la violencia, el impune actuar de los grupos criminales y el maquillaje de las cifras oficiales, todo lo cual, tarde o temprano será juzgado severamente por la historia y su sentencia será inapelable.

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