Adrián Chavarría Espinosa

 

En el número correspondiente al mes de agosto de la revista Contenido, se desarrolla un reportaje acerca de las esposas de los Presidentes de la República. Bajo el título de El nuevo rol de la Primera Dama, se retoma parte del trabajo de investigación de la escritora Sara Sefchovich, autora del libro La suerte de la consorte, de editorial Océano, donde analiza el desempeño de quienes fueron compañeras de los mandatarios en alguna etapa de la historia de México, desde la época virreinal hasta nuestros días.

            En lo particular lo que me llama la atención es la infografía donde se resumen las principales acciones de las llamadas Primeras Damas, desde 1928, con Carmen García Portes Gil, hasta la actual esposa del Presidente Enrique Peña Nieto, la señora Angélica Rivera.

            Cabe destacar que ya la señora Amalia Solórzano, quien fuera esposa de Lázaro Cárdenas, rechazaba el calificativo de Primera Dama al argumentar, ella en particular, que “Primeras Damas somos todas las mujeres de este país, porque nos desempeñamos en nuestros hogares como compañeras, amigas y consejeras de los maridos”.

            Sin embargo tanto la llamada prensa rosa como aquella que pretende quedar bien con el mandatario en turno, insisten en utilizar el término con su esposa, lo cual de ninguna forma puede considerarse como una actitud positiva.

            Pero de nuevo en la infografía, un dato que presenta llama la atención que pocas veces ha sido considerado, ha sido la edad de la esposa del mandatario al momento de asumir el poder.

Así existieron dos que podrían ser consideradas como jóvenes al momento de asumir la responsabilidad: la primera es Carmen García de Portes Gil, quien al momento de que su pareja, Emilio Portes Gil -Presidente entre 1928 y 1930-, tenía 23 años de edad, pero la más joven fue la ya citada doña Amalia Solórzano de Cárdenas, quien en 1934 tenía 22 años.

            Sin embargo, ella resultó ser una gran pareja para Lázaro Cárdenas acompañándolo en momentos clave de la vida nacional durante el sexenio cardenista y, posteriormente, cuando se sumó o ya viuda, a diversas acciones de solidaridad internacionalista, apoyó el movimiento estudiantil de 1968 y en 1994, con su respaldo al movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)

            En el otro extremo, la esposa presidencial de mayor edad fue doña María Izaguirre de Ruiz Cortines, quien tenía 61 años cuando fue presidente Adolfo Ruiz Cortines. Las demás compañeras presidenciales tenían entre 28 años-Aída Sullivan de Rodríguez, consorte de Abelardo L. Rodríguez-, y 50 años, Carmen Romano de López Portillo, primera esposa de José López Portillo-.

            Si bien, como en botica, hay de todo tipo de esposas de presidentes, algunas son más recordadas ya sea por aspectos positivos o negativos. Por ejemplo, a doña Eva Sámano de López Mateos se le destaca por el apoyo brindado a la niñez; a María Esther Zuno de Echeverría, por haber impulsado una política nacionalista –para algunos hasta chauvinista-; a Martha Sahagún de Fox, por sus aspiraciones políticas; a Margarita Zavala de Calderón, por sacrificar su carrera política a fin de no afectar al entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa.

            De la actual, la señora Angélica Rivera -segunda esposa de Enrique Peña Nieto, quien en 2007 enviudó de Mónica Pretelini-, primero destacó como actriz de telenovelas, pero ha dado un giro interesante al papel de pareja presidencial, ya que se ha mostrado más que una figura inaccesible, se comporta como una mujer del siglo XXI, ya que acude a conciertos musicales, es portada de revistas femeninas y mantiene un papel relevante en su actual responsabilidad.

            Se debe destacar que solamente dos han tenido preparación superior: Nilda Patricio Velasco de Zedillo, quien tuvo educación superior –economista egresada del Instituto Politécnico Nacional-, y Margarita Zavala, licenciada en Derecho. En el caso de Martha Sahagún, mantuvo una gran actividad en el Partido Acción Nacional y antes de casarse con Vicente Fox, fue su vocera oficial y de manera poco discreta externó sus aspiraciones por ser candidata presidencial.

            En fin, estos son solo algunos comentarios al margen del libro se Sefchovich; ahora voy a buscarlo para leerlo y entender más sobre el papel de las esposas presidenciales y, no estaría mal, que también si tiene oportunidad también lo busque. Creo que su lectura podrá dar a conocer un poco más sobre el sistema político mexicano y, como decía Daniel Cossío Villegas El estilo personal de gobernar de cada presidente, a fin de conocer más de nuestra historia nacional.

Para comentarios ache57@yahoo.com.mx

 

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