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Alebrijes en Cuadratines: Crisis sociales en América Latina

 

Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

En estas últimas semanas se han registrado diversos conflictos políticos, económicos y sociales en varias naciones de América Latina, que han derivado en marchas y manifestaciones donde, también, la violencia se ha hecho presente y las autoridades no encuentran como solucionar estas problemáticas.

El caso que se ha prolongado desde hace casi un año es el sucedido en Venezuela, donde se ha generalizado la escasez de comida y medicina, son frecuentes los apagones eléctricos, la inflación se ha disparado a niveles excesivamente altos y se mantiene sin resolver la disputa por el poder entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó.

En Bolivia, Evo Morales pretende una cuarta reelección, aunque para ello haya recurrido a la vieja estrategia de la caída del sistema al momento del conteo de votos, por lo cual desde el pasado 20 de octubre se han registrado hechos violentos con un saldo de al menos dos personas muertas, 191 detenidas y 60 policías lesionadas

Las exigencias de los opositores, quienes mantienen semiparalizado el país, no es para demandar un recuento de votos sino demandan directamente la anulación de la votación y convocar a nuevas elecciones generales presidenciales y legislativas, pero sin una nueva postulación de Morales, lo cual es rechazado por el gobernante.

En el caso de Ecuador, donde se padece una economía estancada desde hace años y con un alto déficit fiscal y sin financiamiento, el presidente Lenín Moreno decidió aplicar una serie de medidas de austeridad, entre ellas la eliminación de subsidios a los combustibles lo cual impactó directamente en el precio de la gasolina y otros productos, pero desembocaron en un grave conflicto político y social, siendo los grupos indígenas los más inconformes.

La crisis fue de tal gravedad que ante las demandas para exigir la revocación de esas medidas, el presidente Moreno decretó el estado de excepción y cambió temporalmente la sede del gobierno desde Quito a Guayaquil.

El caso más destacado de inconformidad social se registra en Chile, nación que hasta hace unas semanas se consideraba ejemplar por sus diversos avances sociales, como la caída de la a pobreza en los últimos 30 años, de cerca del 40% a menos del 10% hoy día; la desigualdad está en su punto mínimo en décadas; la esperanza de vida, pasó de 68 años en 1980 a más de 80; su Producto Interno Bruto per cápita es el más elevado de la región y con un sensible incremento en las tasas de escolarización y de graduados universitarios.

En realidad se registraron varios factores, desde una falta de igualdad de oportunidades, una contención de crecimiento social de la clase media, así como problemas en el sistema de pensiones y en la dificultad para pagar las becas de los estudios universitarios, por lo que un aumento del 3.87% en el precio de Metro fue suficiente para iniciar las protestas sociales.

El presidente chileno Sebastián Piñeira ha recurrido a diversas medidas para superar la crisis, incluso hasta remover a la mitad de su gabinete, pero con pocos resultados positivos. Si bien no estos son los únicos casos, son los más relevantes para darles un cercano seguimiento desde México, donde a pesar de que diversos indicadores emitan señales de posibles problemas, las autoridades federales las minimizan bajo el argumento de manejar otros datos.

No son nada más las cifras de una economía estancada, a punto de caer en recesión; tampoco que no se ha podido contener la violencia y criminalidad, ni que las nuevas políticas sociales han resultado lo eficientes que demandan los sectores beneficiados o que el prometido sector salud de primer mundo resulta una utopía.

Hay un tema que debe anticiparse desde ya, antes que explote como sucedió en Chile, que es el de las pensiones. Sucede que ya está por concluir el sistema de pensiones otorgadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social y ahora, quienes se retiren de las actividades laborales, deberán subsistir de lo que hayan ahorrado en su fondo de pensiones y según anticipan los especialistas les resultará insuficiente para tener una vida digna.

El tan multicitado bono de un gran sector social joven ya es historia, ahora se debe pensar en el futuro de quienes ya no podrán mantenerse laboralmente activos o productivos, ver cómo podrán subsistir ya que lo acumulado en sus fondos de ahorro no les redituará lo que esperan tener.

El actual gobierno federal deberá pensar en cómo solucionar esta literal bomba de tiempo. Repito: hay que tener presente lo sucedido en otros países y en el caso de Chile, que de país modelo paso a nación en crisis social.

La mejor solución debe plantearse y ejecutarse ya, de lo contrario las consecuencias serán de un pronóstico difícil de precisar.

 

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