Alebrijes en cuadratines: Necesarios mejores penales
Por: Gato de Barrio
gato_de_barrio@yahoo.com.mx
gato_de_barrio@live.com.mx
Dentro del sistema de justicia, la última parte comprende el castigo por el delito cometido, es decir pasar en la cárcel el tiempo considerado por los jueces, donde a mayor gravedad de la falta será mayor la sanción y, en consecuencia, más tiempo en prisión.
La prisión debería considerar un proceso de readaptación de las personas, es decir que se le procuren las herramientas indispensables que le eviten volver a delinquir; de ahí el nombre oficial de la mayoría de las prisiones: centros de readaptación social, conocidos por el acrónimo de Ceresos y, en el caso de las de jurisdicción federal son los Ceferesos.
Eso sería en el papel, en teoría, en la utopía, porque en la realidad estos centros son sitios para perfeccionar en la delincuencia a quienes ahí llegan, una especie de universidad del delito, donde los egresados adquirieron nuevos conocimientos para actuar ilegalmente.
Recuérdese los innumerables casos de extorsión registrados desde el interior de los mismos penales, donde también han sido múltiples las promesas de que se instalarán inhibidores de señales de la telefonía celular, pero nunca se han cumplido.
Incluso los mismos internos se organizan para superar a las autoridades formales y así instaurar los autogobiernos y administrar, a su conveniencia, a los penales. Está el caso reciente del penal de Topo Chico, en Monterrey, donde dos grupos que se disputaban su control se enfrentaron con un saldo de más de 30 muertos y gran número de heridos.
Ahora se informa de un operativo de revisión en la penitenciaría de Puente Grande, en Jalisco –este es el penal estatal, no el federal de máxima seguridad– ejecutado por la Fiscalía General del Estado, donde por más de cinco horas se catearon los dormitorios de sentenciados, asegurándose más de 45 mil pesos en efectivo, 145 pantallas de televisión, aparatos electrónicos, puntas, desarmadores, martillos, medicamento, droga y otros objetos prohibidos.
¿Cómo es posible que tantos aparatos electrónicos se hayan podido introducir al penal, ante las diferentes “medidas” de seguridad aplicadas? No existe una respuesta sencilla ni definitiva, ya que resulta evidente la complicidad de las autoridades de diferentes niveles.
Algo tendrá que hacerse y lo más rápido posible para evitar se registren nuevos incidentes y desarrollas nuevas medidas legales para perfeccionar la labor de los penales, sitio donde no están todos los que deben y muchos que están no deberían estarlo, ya sea porque no cometieron un delito grave o carecieron de recursos para contratar una buena defensa legal que les ayudara a superar los recovecos legales y lograr comprobar su inocencia.