Crisis Aeropurtuaria / Alebrijes en Cuadratines

Adrián Chavarría Espinosa /

ache57@yahoo.com.mx / 

Las lluvias de la semana pasada en el Valle de México han sido las más intensas en varias décadas, por lo menos comparables a las registradas en el verano de 1951, más exactamente la del domingo 15 de julio, cuando cayó un diluvio tan grande que al menos inundó dos terceras partes de la capital, entonces llamada oficialmente Distrito Federal.

En ese entonces, las calles se transformaron en canales por lo cual las personas se vieron en la necesidad de recurrir desde lanchas de madera, incluso de las utilizadas en el Lago de Chapultepec, hasta balsas de hule para desplazarse, ya que la inundación se prolongó por espacio de tres meses, aproximadamente.

Ahora, de nuevo el mal tiempo provocó anegaciones en varias colonias –calificadas como encharcamientos por las autoridades capitalinas, a pesar de que la acumulación de agua llegó a un metro de altura en algunos sitios–, además de afectar viviendas y vialidades, también resultaron perjudicados servicios de transporte, en especial el Metro donde sucedieron varios incidentes relacionados con explosiones por corto circuitos, afortunadamente todos ellos sin mayores consecuencias, solo dificultades de movilidad para los usuarios.

Pero donde la situación se tornó más crítica fue en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), también conocido como Aeropuerto “Benito Juárez”, donde desde la noche del domingo se suspendieron operaciones por más de cuatro horas, para afectar 104 vuelos y resultar perjudicados aproximadamente quince mil pasajeros, muchos de ellos totalmente paralizados y sin información u opciones para poder viajar a sus destinos.

En total, las aerolíneas reportaron 149 retrasos y 91 cancelaciones, donde Aeroméxico fue la más dañada con 76 cancelaciones y 79 demoras –18% y 19% del total, respectivamente–, mientras su filial Connect tuvo nueve cancelaciones y veinte retrasos. Otros viajes procedentes de Europa fueron desviados a destinos alejados: uno, de Aeroméxico procedente de París, aterrizó en Guadalajara, mientras otro de Iberia, desde Madrid, fue canalizado a Cancún.

. Este problema afectó a cerca de setenta vuelos en total, cuyo destino era el AICM, por lo cual ante fueron desviados a otras terminales aéreas como las de Acapulco, Guadalajara y Querétaro, pero, atención, no al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, en Zumpango, ni al Internacional de Toluca (AIT), ambos en el Estado de México.

Pero también perjudicó otras operaciones, tanto de interconexión con otros vuelos como de seguimiento a diferentes rutas que debían cubrirse con los aviones detenidos en el AICM.

Pero al martes se repitió la situación, aunque menos grave. De acuerdo con un comunicado del AICM, la tormenta de la madrugada ese día obligó nuevamente a suspender despegues y aterrizajes desde las 2:13 horas las 6:30 horas de la madrugada.

Además, el problema en el AICM no se limitó a la suspensión del servicio de despegues y aterrizajes, también al interior de las terminales 1 y 2, donde miles de personas tuvieron que pernoctar en pasillos y salas de espera, sitos donde además hubo “encharcamientos”, ya que el agua invadió estos sitios.

Sucede es que las instalaciones del AICM ya resultan obsoletas y su mantenimiento resulta costoso. Por ello, en el sexenio de Enrique Peña Nieto el proyecto era el construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), en terrenos de Texcoco, con las mayores y más modernas medidas de operación y aeronavegación.

Pero Andrés Manuel López Obrador se opuso a ese proyecto, lo canceló y decidió mejor construir el AIFA, el cual no ha dado los resultados esperados y no ha crecido ni en el número de servicios ni de pasajeros. Incluso propuso crear el Sistema Aeroportuario Metropolitano integrado por el AICM, AIFA y AIT; pero este último ha sido totalmente marginado.

Uno de los mayores problemas del AIFA es la falta de una eficaz conectividad, ya que realmente no resulta sencillo poder trasladarse a él. La conexión del Tren Interurbano no ha sido concluida, además de que no se permite el ingreso de unidades de Didi o de Uber, razón por la cual muchos viajeres se resiste a usarlo. Incluso, ese es uno de los motivos por los cuales no se le considera como alterno al AICM cuando por alguna razón deja de operar.

Otro agravante es la falta de recursos para su mantenimiento, ya que los ingresos por la TUA (Tarifa por el Uso del Aeropuerto) se utilizan para cubrir los bonos emitidos para el pago del NAIM, cuyo pago se cubriría con este recurso, por lo cual no se requeriría de dinero público, pero ahora se deben cubrir tanto esas obligaciones como las correspondientes al AIFA y las generadas por el AICM.

Un último punto es que el próximo año, con motivo de la celebración del Mundial de Futbol organizado conjuntamente entre México, Estados Unidos y Canadá, se espera una gran afluencia de visitantes extranjeros, motivo por el cual el AICM debe estar en las mejores condiciones de operabilidad, a fin de ofrecer el mejor servicio posible.

En pocas palabras, el Sistema Aeroportuario Metropolitano lopezobradorista es otro fracaso más del anterior sexenio, sin que resulte sencillo lograr que el AICM resulte funcional en los próximos meses.

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