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Alebrijes en Cuadratines / Más dudas de los “abrazos, no balazos”

 

Adrián Chavarría Espinosa /

ache57@yahoo.com.mx / 

Dice el dicho “piensa mal y acertarás”, lo cual se puede aplicar a la constante actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia los criminales, en particular a los grupos dedicados al narcotráfico y muy especialmente con el llamado Cártel de Sinaloa, lo cual no solo resulta sospechoso sino criticable.

Desde su insistente defensa a su política de “abrazos y no balazos” hasta llegar a decir que los delincuentes son seres humanos, a los que no solo se les deben respetar sus derechos humanos y él tiene el deber y la responsabilidad de protegerlos.

Cada vez que puede destaca que “trabaja” todos los días para, según él, acabar con la delincuencia, para lo cual por lo menos de lunes a viernes, de seis a siete de la mañana, antes de sus diarias conferencias de prensa, sostiene reuniones con los integrantes del Gabinete de Seguridad para evaluar las condiciones a nivel nacional y determinar las acciones a seguir,

Sin embargo, esas acciones no generan los resultados positivos esperados. Por ejemplo, en el caso de las muertes violentas aunque en meses se registran baja en esas cifras, lamentablemente este delito se mantiene constante.

El mejor ejemplo lo tenemos en el reciente mes de mayo cuando se registraron dos mil 472 homicidios dolosos, para además de convertirse en el mes más violento del presente año, se le ubica como el quinto en la actual administración federal, de acuerdo con cifras preliminares de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Esos dos mil 473 homicidios representan un promedio de 79.7 casos al día, mientras en abril anterior sucedieron dos mil 132, es decir 71 por día, esa cifra solo es superada por las muertes violentas en cuatro meses del año 2020, cuando en marzo hubo dos mil 585 eventos de este tipo –por cierto, la cifra más alta en el actual sexenio–, en abril dos mil 492, en julio dos mil 519 y en agosto dos mil 524.

Tampoco debe olvidarse que bajo la política de los “abrazos, no balazos”, López Obrador no ha permitido se persiga a los grupos criminales y desde permitir la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán cuando elementos militares ya lo habían capturado den Culiacán, Sinaloa, bajo el argumento de proteger a la población inocente.

Pero tampoco ha permitido que ni los soldados ni los elementos de la Guardia Nacional respondan a las agresiones de los sicarios y narcotraficantes, quienes al escapar de posibles enfrentamientos, todos esos uniformados han quedado evidenciados como cobardes.

Todo lo anterior ha generado conjeturas y especulaciones acerca de que López Obrador tiene un pacto con el narco que, incluso, en las elecciones para gobernador del año pasado, desde funcionarios de casilla, representantes de partidos hasta candidatos opositores fueron presionados e intimidados para que ganaran los candidatos de Morena, lo que presupone se repetiría en la jornada electoral del pasado domingo, donde se elegirían a seis gobernadores.

Ahora, inesperadamente surgió una denuncia pública, donde se le acusa de mantener “un contubernio con el narco”, por lo cual en México existe un “narcogobierno”, denuncia hecha por cualquier persona, sino por Porfirio Muñoz Ledo, expresidente de la Cámara de Diputados y militante de Morena, además de una larga trayectoria en la vida política nacional.

Al participar como invitado especial en la reunión plenaria de la Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal), el también exdiplomático advirtió que a López Obrador se le está acabando la pista, porque su mandato está por terminar en menos de dos años y medio y anticipó que encabezará un nuevo “Maximato”.

Explicó que mientras todos los países han buscado de alguna manera reducir la influencia del dinero en los procesos electorales, ahora el narco irrumpe como el nuevo “rey de la selva”. Convocó a todos los actores políticos a realizar un nuevo “pacto de poder”; de lo contrario, no habrá salida para 2024.

También advirtió que México debe reflexionar en una nueva constitucionalidad y en un nuevo pacto social. “En 2024 va a ser un enfrentamiento muy serio, por esas transferencias de lealtades y de asociaciones, y por un nuevo juzgamiento de la ciudadanía”, manifestó.

Sucede que Muñoz Ledo durante muchos años ha sido un muy cercano colaborador del presidente, incluso él encabezó la Cámara de Diputados fue designado para colocarle la banda presidencial al político tabasqueño al asumir el poder el 1° de diciembre de 2018.

Interrogado en la conferencia mañanera del pasado viernes, el presidente afirmó que las acusaciones en su contra por presuntos vínculos con el narcotráfico son «corrientes, vulgares, y carecen de fundamento», aunque reconoció que el veterano político lo conoce perfectamente, y respondió que si tiene pruebas las debe presentar ante las autoridades para que investiguen.

La verdad es que aquí encaja otro famoso dicho atribuido a los malos políticos, al decir que podrían ser corruptos, pero no tontos como para dejar evidencias de sus actos ilegales.

López Obrador deberá ser mucho muy cuidadoso ya que tarde o temprano se revelará la verdad y de comprobarse todas las sospechas y denuncias en su contra, entonces aunque alegue ser diferente que los expresidentes priistas y panistas, a los que tanto critica, finalmente podría quedar peor que todos ellos.

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