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Maullidos Urbanos / “Gansos” que tiran a las escopetas

 

Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

El pasado 20 de agosto, en un reportaje del periodista Carlos Loret de Mola difundió en el portal Latinus dos videos donde se observaba que en el 2015 Pio López Obrador, hermano del presidente de la república, recibía sobres con dinero de parte de David León, quien fungía como asesor de comunicación de Manuel Velasco, en ese entonces gobernador de Chiapas.

Esos videos fueron divulgados, comentados y criticados pero no desmentidos, incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció los hechos afirmó que el dinero recibido por su hermano no era ni ilegal ni producto de la corrupción sino simples “contribuciones” del pueblo en su favor hacia las elecciones presidenciales del 2018; incluso comparó esos apoyos con los recibidos por Francisco I. Madero para encabezar la Revolución de 1910.

Es decir, como era un acto de apoyo a su movimiento no pueden ser calificados de ilegales, como sucede con otros eventos similares de manejo irregular de dinero, porque esos sí con casos de corrupción los cuales deben sancionarse penalmente.

Ahora resulta que el 2 de octubre, cuando Pío López Obrador además de presentar su declaración sobre estos hechos ante la Fiscalía General de la República, levantó una denuncia de “hechos presuntamente constitutivos de delitos cometidos en agravio de su persona y de su familia… a través del portal Latinus, dirigido por el periodista Carlos Loret de Mola”, y no solo pidió que las autoridades lo reconozcan como coadyuvante para investigar el caso sino exigió que al periodista se le aplique un castigo de hasta doce años de cárcel.

Afirmó: “Se divulgaron en perjuicio de mi persona y de mi familia dos comunicaciones que fueron supuestamente grabadas por David León Romero donde el que suscribe fue uno de los interlocutores. En la transmisión de los videos se pusieron al alcance del público dos conversaciones en las que participó el suscrito, y que si bien pudieron ser lícitamente obtenidas, ello no genera el derecho para que las mismas puedan ser reveladas y mucho menos divulgadas en un medio de comunicación, pues las mismas siguen siendo confidenciales entre el suscrito y David León Romero”.

Es decir, ahora se siente una víctima aunque evidentemente cometió un acto de corrupción, se dice ofendido y demanda una reparación legal, pero para nada admite tener alguna culpabilidad porque, acorde con su hermano, no cometió ningún delito.

De proceder esa denuncia, sencillamente será una actualización del viejo dicho que sentencia de que los gansos, perdón, los patos le tiran a las escopetas.

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