ColumnaFOTOPolítica

Alebrijes en Cuadratines: AMLO y las Instituciones

 

Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

En septiembre de 2006, cuando el Tribunal Electoral desestimó la impugnación de Andrés Manuel López Obrador para anular los resultados de las elecciones presidenciales, cuyos resultados favorecieron de forma mucho muy apretada a Felipe Calderón Hinojosa, el ahora primer mandatario mexicano expresó su ya famosa frase; “Al diablo las instituciones”.

            Al encabezar un mitin en el Zócalo capitalino, entonces exhortaba a sus seguidores a que lo siguieran en la ruta de «una revolución de la conciencia, para que el pueblo se dé la forma de su Gobierno», y expresó: «Ya decidimos hacer a un lado esas instituciones caducas que no sirven para nada e impulsar la revolución de la conciencia para que el pueblo decida. ¡Que se vayan al diablo con sus instituciones! ¡Vamos a tener un Gobierno de la República!».

            Considero que algo semejante ha sucedido con el famoso memorándum presidencial con el cual pretende abrogar la Reforma Educativa vigente, ya que los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no aceptan la iniciativa actualmente congelada en la Cámara de Diputados, porque estar en desacuerdo con su redacción y pretenden imponer sus condiciones para recuperar sus privilegios y prerrogativas perdidas.

            La gran diferencia es que hace 19 años López Obrador era un político quien había perdido la presidencia de la república por una diferencia de menos un punto porcentual, quien había organizado un plantón en Paseo de la Reforma que se prolongó por 45 días y encabezó una presunta presidencia legítima que, finalmente, no funcionó.

            Pero, ahora, es el Presidente de la República quien el asumir el cargo se comprometió a cumplir y hacer cumplir la Constitución General de la República y las leyes que de ella emanen, lo cual con ese memorándum dirigido a los secretarios de Gobernación, Educación Pública y Hacienda y Crédito Público para que ignoren la citada reforma, insisto, actualmente vigente, y asuman funciones contrarias a esas disposiciones legales.

            Porque, argumentó: “Si hay que optar entre la ley y la justicia, no lo piensen mucho, decidan en favor de la justicia”, frase que podría calificarse de contradictoria porque lo que debería pretender es que una ley sea e imparta justicia entre la población.

            Probablemente existan leyes que podrían calificarse de injustas, pero de suceder así entonces deben ser revisadas para eliminar las presuntas deficiencias existentes y sean mejores porque, como todo en la vida, y deben ser perfectibles y adecuadas a los tiempos que se viven, porque probablemente cuando fueron promulgadas respondían a las necesidades de esos momentos más ya no para los actuales.

            Tal como definiera el ámbito de cada poder el expresidente Felipe Calderón: “El Ejecutivo está obligado a cumplir la ley. No le toca hacer la ley, ni derogarla, esto le toca al legislativo o al Constituyente Permanente. Mucho menos puede ignorarla, debe cumplirla. Tampoco le toca interpretarla en caso de duda para hacer Justicia, eso le toca al Judicial.”

            Pero esa no es la única voz que descalifica el memorándum, son muchas y no solo de aquellos sectores sociales, políticos o periodísticos que han recibido el calificativo presidencial de fifí sino de reconocida calidad moral, como por ejemplo la Comisión Nacional de Derechos Humanos así como reconocidos juristas y especialistas en la Constitución, entre otros.

            Sucede que López Obrador se encuentra entre la espada y la pared, ya que durante su campaña electoral se comprometió a terminar con la mal llamada Reforma Educativa, lo cual le representó no solo votos en las urnas, sino además que 40 integrantes de la CNTE llegaran a la Cámara de Diputados como parte de la fracción legislativa de Morena.

            Sin embargo Morena sólo tiene la mayoría simple en la cámara baja, insuficiente para lograr reformas constitucionales, por lo cual deberá recurrir a alianzas con otras partidos para lograr ese objetivo, como sucedió con el tema de la Guardia Nacional.

            Debe tenerse presente que la CNTE exige que la iniciativa correspondiente debe ir en los términos definidos de acuerdo a sus intereses, en los cuales pretenden recuperar sus antiguas prerrogativas de manejar a su gusto nómina y plantilla de contrataciones, situación que tampoco está dispuesto a aceptar López Obrador.

            Sin embargo, en el improbable y utópico caso de que se aceptara la iniciativa tal como lo pretenden los integrantes de la CNTE, difícilmente sería aprobada por el pleno de la Cámara de Diputados, ya que la oposición ha manifestado su rechazo a esa redacción. Entonces, ¿qué sucederá cuando se apruebe la iniciativa con redacción que no sea de su agrado ? Sin duda volverán a presentarse protestas y con ellas plantones, tomas de casetas de cuota, cierres de avenidas y carreteras, entre otras acciones.

            Es de esperarse la cancelación de ese memorándum presidencial, sí es que López Obrador no desea involucrarse en más conflictos legales, pero la cuestión es saber cómo afrontará y resolverá las protestas de los maestros disidentes sin quedar mal con la ciudadanía. Además, de no resolverse en el presente periodo legislativo, entonces para el siguiente ciclo escolar deberá seguir vigente la Reforma Educativa aprobada el anterior sexenio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.