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Alebrijes en Cuadratines: Dudas sobre la consulta del NAIM

Adrián Chavarría Espinosa

Un tema que se ha mantenido constante tanto en los medios informativos como en la agenda cotidiana del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ha sido el del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, para definir si continúa su construcción en Texcoco o se impulsa el proyecto de operar simultáneamente las actuales instalaciones capitalinas junto con las actuales instalaciones militares de Santa Lucía, en Tecámac.

            Por un lado, aunque López Obrador ha solicitado a sus colaboradores que se mantengan imparciales en este tema, él mismo a través de un video expresó en un 90% sus puntos de vista a favor de su propuesta y apenas un 10% para respaldar al proyecto en construcción,

            Igualmente, sus colaboradores cercanos y legisladores afines han expresado de diversas formas su rechazo a Texcoco y su respaldo a Santa Lucía, a pesar de las múltiples referencias que descalifican la operación simultánea de dos puertos aéreos.

            Incluso, recientemente Javier Jiménez Espriú, quien será el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, recientemente citó de manera parcial el estudio Necesidad e idoneidad de la solución propuesta para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, elaborado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), agencia de la ONU integrada por 192 países y autoridad mundial en aeronáutica, presentado ante Aeropuertos y Servicios Auxiliares en noviembre de 2013 y consta de más de 160 páginas.

            De acuerdo con Jiménez Espriú Santa Lucía está en una zona despejada con buena climatología y con trayectorias de operación compatibles con el actual aeropuerto, pero omitió en el aspecto de que la base militar resultará insuficiente en el largo plazo.

            Respecto a la consulta, lo informado es que será durante cuatro días, del 25 al 28 de octubre en 538 municipios del país, en un horario de 8:00 a 18:00 horas, donde organizaciones civiles recibirán los votos de los ciudadanos, donde la Fundación Arturo Rosenblueth, será la responsable de su coordinación y el cómputo de los resultados, donde se espera la participación de entre 100 mil y medio millón de ciudadanos.

            Aunque se afirma que con esas condiciones se podrá tener un 80% de alcance a nivel nacional, surgen varias dudas, entre ellas, cuáles y cuantas serán las preguntas, cómo se podrá votar, qué tan significativa sería la participación de esa cantidad de personas en esos municipios, quien costeará todos los gastos y, por último, qué tanta validez tendrá sus resultados y conclusiones, ya que no tiene un respaldo legal.

            Pero sin importar el resultado de la consulta y de la encuesta y sin importar si el resultado final es Texcoco o Santa Lucía, habrá sectores inconformes. Por un lado los inversionistas quienes han apostado por la actual construcción y que difícilmente invertirían en el proyecto alterno, además de todos los recursos que se necesitarían canalizar para cubrir las cancelaciones de los contratos.

            Por otro lado se encuentran los ejidatarios e integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, quienes demandan no solo la cancelación de la consulta, sino también de forma definitiva las obras en Texcoco por considerarlas lesivas para ellos y el medio ambiente, incluso así se lo advirtieron a Jiménez Espriú en una reciente visita a los inconformes.

            ¿Cuál será el resultado definitivo? Si la lógica se aplicara, debería ser Texocco, incluso aceptando las recomendaciones de López Obrador, como reducir gastos o una mayor participación de inversionistas privados, pero si se mantiene la insistente propuesta del próximo presidente sería Santa Lucía a pesar de tantas observaciones en contra y de las consecuencias a futuro.

            Lo recomendable hubiera sido desde el principio una decisión de autoridad, que López Obrador hubiera decidido por alguno de los dos proyectos, sin necesidad de apelar a la sabiduría del pueblo, para así asumir las futuras consecuencias, sin importar cuáles fueran.

            También se ha expresado que así como López Obrador ha atacado al nuevo aeropuerto, también ha defendido vehementemente su proyecto del Tren Maya, del cual también existe falta de información, por ejemplo, de los estudios de impacto ambiental, la ruta definitiva, costos y origen de los recursos para las obras, entre otros puntos.

            En fin, una vez concluida la consulta y la encuesta no se dará por terminado el tema del nuevo aeropuerto, ya que, reitero, sin importar el resultado final las inconformidades se harán presentes y ahí es donde López Obrador deberá saber cómo actuar para aplicar el control del daño y que las protestas e inconformidades sean mínimas, de lo contrario será una carga que le acompañará durante toda su administración.

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