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Alebrijes en Cuadratines / El banco deseado por AMLO

 

Alebrijes en Cuadratines

 

  • Otra vez miente el inquilino de Palacio Nacional

Adrián Chavarría Espinosa /

ache57@yahoo.com.mx /

Uno de los temas que más destacó la semana pasada, primero en las conferencias mañaneras en Palacio Nacional y después en el ámbito financiero, fue el interés expresamente manifestado por el presidente Andrés Manuel López Obrador de adquirir Banamex, tras la cancelación de las negociaciones con el empresario Germán Larrea.

De acuerdo con el político tabasqueño no se descarta la posibilidad de que el Gobierno mexicano compre Banamex, al considerar que  “se puede cumplir con todos los requisitos”, incluso anticipó que se podría llegar a un acuerdo con Citigroup para el pago de impuestos, un punto en el que ha puesto especial atención.

Recuérdese que desde enero de 2022 Citi Group anunció su decisión de vender parte de su negocio en México, mientras que mantendría su cartera de grandes corporativos, pero desde entonces López Obrador puso varias condiciones como el que se vendiera a capital mexicano, se pagaran impuestos por la transacción, no hubieran saldos pendientes tributarios y que el patrimonio cultural de Banamex se quedara en el país.

Varios alzaron la mano interesados en la compra, como Inbursa, de Carlos Slim, Banco Azteca, Banorte, Santander y Mifel, pero todos abandonaron la puja hasta que quedó Larrea.

Pero el pasado miércoles Citi anunció que la venta de Banamex sería a través del mercado de valores, mediante una oferta pública inicial (OPI) hasta 2025. Entonces el presidente expresó su interés en convertir a Banamex en un banco estatal, para lo cual la administración pública podría disponer de hasta tres mil millones de dólares y ofertar acciones por dos mil millones de dólares, de seguir el valor de venta en los siete mil millones de dólares.

Aunque desde el punto de vista de López Obrador la compra Banamex “es un buen negocio”, debido a que el principal cliente de los bancos es el gobierno, el cual requiere de uno de ellos incluso que funcione de forma virtual, sin necesidad de oficinas o ventanillas.

La verdad se equivoca en varios puntos. Uno de ellos es que el gobierno federal tiene varias instituciones financieras: Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada (Banjercito), Nacional Financiera (Nafin), Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural (Focir), aunque recientemente ordenó liquidar  la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND), sin omitir su proyecto estrella: Banco del Bienestar.

Pero en materia bancaria ¿qué tan confiable es una persona que se enorgullece de no tener ni una tarjeta de crédito? Porque él lo es y si quisiera en verdad tener un banco público entonces podría respaldar, por ejemplo, a Banjercito para hacerlo competitivo.

La realidad es que su Banco del Bienestar, mediante el cual se distribuyen los recursos a los beneficiarios de los diferentes programas sociales, no opera eficientemente. Por ejemplo, aunque se pregona que las consultas y retiros son sin comisiones en ciertos bancos, eso funcionaba cuando esas instituciones privadas apoyaban con los pagos, pero con el cambio de tarjetas esos servicios ya no resultan gratuitos.

Aquí se presenta otro problema: aunque dice tener en operación mil 357 sucursales en todo el país y al cierre de 2022 su red de cajeros automáticos sumaban mil 111, todo elllo resulta insuficiente para atender a toda su clientela, ya que las máquinas dispensadoras frecuentemente se descomponen o se quedan sin efectivo para cubrir la demanda requerida.

Por ejemplo, en todo el Estado de México operan 34 sucursales y cerca de 90 cajeros automáticos, aunque municipios como Acambay, Atlacomulco y Ecatepec tienen tres, Jilotepec, cuatro; Ixtlahuaca y en San Felipe del Progreso, cinco; Naucalpan, seis. Es decir, no se cubren todos los 125 municipios, por ello los interesados en retirar sus apoyos acuden a otros bancos, lo que además del costo de traslado, significa tener que pagar comisiones.

Hay más: tiene un número telefónico para atender problemas –el 800 900 2000–, pero solo funciona de lunes a viernes, de las 9 de la mañana a las seis de la tarde, por lo que de suceder algún problema deberá esperar a esos horarios para ser escuchado. Incluso, al marcar a esa línea las personas deberán armarse se paciencia ya que tardan hasta media hora para ser atendido y debe hacerlo rápidamente porque la línea se corta frecuentemente.

Si López Obrador no logra que el Banco del Bienestar opere eficientemente, de adquirir Banamex necesitaría tener un gran equipo de directivos para mantener sus actuales condiciones. Pero esos eficientes funcionarios gozan de altos sueldos –más de lo que gana el presidente–, así como beneficios como bonos y seguros médicos, lejanos a la austeridad.

Entonces el presidente colocaría a directivos –con 10% de experiencia y 90% de honestidad–, por supuesto con menos prestaciones, quienes no ofrecerían los mejores resultados y, sin duda, Banamex iría directo a la quiebra.

En fin, esa compra por parte del gobierno federal debe ser calificada como otra ocurrencia, sin bases ni respaldos que garanticen un eficiente servicio y, con el paso del tiempo, en lugar de generar ganancias requerirá de subsidios.

Por lo pronto, considero que Citi Group esperará mejores condiciones políticas y sociales para volver a ofrecer en venta directa a Banamex. Sin duda, una buena decisión.

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