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Maullidos Urbanos / Bolsas de diseñador para el mercado

Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

Existen individuos que en su afán de sobresalir son capaces de pagar altas sumas de dinero para adquirir productos clasificados como de marca de uso personal como ropa, calzado y accesorios personales, es decir presuntamente exclusivos para distinguirse de los demás.

Así vemos que con tal de presumir algún artículo con la marca Louis VuittonDior y Carolina Herrera, entre otros, desembolsan excesivas cantidades cuando podrían adquirir por mucho menos dinero objetos similares, incluso de mayor calidad, servicio y durabilidad.

Por tal motivo esas firmas intentan aprovechar cualquier oportunidad para comercializar artículos que, por supuesto, les generarían mayores ingresos, incluso al grado de piratear diseños no solo de competidores sino también tradicionales e incluso hasta artesanales.

El más reciente ejemplo sucedió con Zara, casa de moda española propiedad del Grupo Inditex, que lanzó un bolso de supuesto diseño exclusivo a un precio de 649 pesos, cuando en realidad era una simple copia de la tradicional bolsa mexicana utilizada por mujeres para ir al mandado para comprar frutas, verduras y carne para toda la semana, lo que por supuesto le valieron desde multitud de críticas hasta innumerables memes en las redes sociales.

Esta acción, también calificada como una ilegal apropiación cultural, no ha sido la primera. En 2016 Tuesday Bassen, ilustradora independiente de Los Ángeles, acusó a Zara de copiar cuatro de sus dibujos que aparecieron en prendas de la firma española; un año después fue señalada de apropiarse de los diseños de la marca española Laagam, incluso esta firma solicitó que se retirara del mercado una camisa aparentemente plagiada de sus diseños.

En 2018 artesanas de la Aguacatenango, Chiapas, denunciaron que Zara no solo copió sino se apropió de diseños y bordados elaboradas por ellas durante años sin darles crédito ni mucho menos pagarles por el uso de sus diseños, ya que además los clientes en lugar de comprarles directamente a ellas ahora adquirían sus productos las tiendas de fast fashion.

Ahora se agrega el caso de las bolsas de mandado mexicanas, lo cual sinceramente además de inconformidades, protestas y burlas, afectó el aparente prestigio de la marca con la consecuente pérdida de credibilidad y seguidores, a menos que a éstos no les importe ser la burla por adquirir objetos que además de ser copas son exageradamente caras.

Lo ideal sería que la empresa dueña de la firma Zara no pirateara modelos, y pagara los correspondientes derechos a los artesanos indígenas por el uso indebido de sus diseños, pero realmente sería tanto como pedir peras al olmo, es decir un imposible.

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