
Gato de Barrio /
Como sucede desde hace décadas, cada 2 de octubre se realiza la manifestación estudiantil para recordar la represión cometida en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en 1968, pero desde que primero el PRD y después Morena han sido la autoridad en la actual Ciudad de México se han autodeclarado como no represoras. Es decir, evitan ejercer la violencia contra todas las expresiones populares de inconformidad.
Incluso, el 5 de diciembre de 2018 cuando la actual presidenta Claudia Sheinbaum rindió protesta como jefa de gobierno en la Ciudad de México, anunció la desaparición del llamado Cuerpo de Granaderos, el cual había sido creado en 1939 por Lázaro Cárdenas del Río.
Pero desde hace más de dos décadas apareció el llamado bloque negro, integrado por individuos con ropa oscura y pasamontañas, lo cual dificulta su ubicación individual, además de la ausencia de símbolos partidistas, el actuar en pequeñas células y en coordinación horizontal, por lo cual las autoridades dicen que no es sencillo poder identificar y rastrear a sus integrantes.
Este grupo aparece en todo tipo de marcha sin importar el motivo, ya sea organizado por mujeres, normalistas, universitarios, madres buscadoras, al colocarse a la retaguardia a su paso causan todo tipo de hechos violentos, dañan mobiliario urbano, destrozan aparadores para saquearlos, además de lanzar bombas molotov para generar incendios y el mayor daño posible.
Pero, como las autoridades se dicen no represoras han ordenado a las y los policías no actuar, para permanecer como simples observadores y permitir a esos embozados, armados con piedras, martillos, varillas, palas, cadenas y aerosoles, cometer impunemente todo tipo de tropelías. Pero en la marcha del pasado jueves se llegó a una situación extrema, al cometer actos violentos no sucedidos anteriormente.
Ese actuar no solo provocó el cierre de tres mil 442 comercios, con pérdidas no cuantificadas totalmente que suman decenas de millones de pesos, por la falta de ventas, daños materiales y robos, en especial a joyerías, pero además por resultar lesionadas 123 personas, entre periodistas y civiles, así como 94 policías hospitalizados, de los cuales al día siguiente 16 seguían internados bajo observación y tres se reportaban como delicados. incluso, en Toluca se repitió esa violencia, donde además hubo una patrulla incendiada y periodistas agredidos por policías municipales.
Ante ello, en su conferencia mañanera la presidenta Sheinbaum no emitió ningún comentario, mientras Clara Brugada, jefa de gobierno capitalino, tras insistir en que su policía no reprime y sí construye paz, anunció la entrega de un bono de compensación a los elementos lesionados, como si con ello se olvidaran o sanaran sus heridas.
Sin embargo, el que los uniformados actúen contra sujetos violentos y evitar ser agredidos no es de ninguna forma represión social y, en cambio, es proteger a la sociedad. Por ello, urge cambiar los protocolos para que la policía actúe en contra de los miembros del Bloque Negro, que no son más que delincuentes escudados en el anonimato.
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